Moda
Ella es uno de los rostros más queridos de la firma lencera: joven, guapa y divertida, se desenvuelve sobre el escenario como pez en el agua (más aún cuando su mejor amiga es la encargada de poner la música y pueden mover el trasero juntas sobre la pasarela) pero parece que su etapa como ángel está a punto de terminar.
Así lo ha confirmado recientemente Ed Razek, uno de los altos cargos de Victoria’s Secret: “Karlie y yo quedamos hace varios meses para hablar sobre o que ella quería hacer con su vida y su carrera. Mientras hablábamos se vio claramente que no tendría tiempo de cumplir todos sus compromisos así que llegamos al acuerdo de que dejaría la marca al finalizar su contrato”, cosa que sucederá en este mismo 2015, según publica Us Weekly.
No es de extrañar que la modelo haya tomado esta decisión ahora que su imagen está más extendida que nunca; actualmente pone cara a Coco Noir, la fragancia de Chanel, y es embajadora oficial de L’Oréal Paris, además de desfilar para las firmas más exclusivas en cada semana de la moda, de Nueva York a París. Pocos son los que su cara no les resulta lo más mínimamente familiar…
Karlie empezó en Victoria’s Secret en 2011, cuando sumaba 18 primaveras (que tampoco es que ahora, tenga muchas más, ojo), y fue la primera modelo en recibir sus alas (y, por lo tanto, de ascender a la categoría de ‘ángel’) nada más unirse a la marca. Desde ese momento, y aunque llevaba ya varios años posando para las ediciones juveniles de las cabeceras más importantes, su carrera se catapultó.
Ahora, cuatro años después, Kloss colgará sus alas (igual que hizo recientemente Miranda Kerr) para centrarse en todo lo bueno que está por venir para ella. «Karlie es única, alguien a quien quiero y admiro. Es, sin duda alguna, una de las mejores modelos de la historia. Su futuro no tiene límites y no puedo esperar a ver todo lo que aún le queda por hacer. Karlie Kloss siempre será un ángel para mí», sentencia Razek, dejando bien claro que la relación de la top con la firma no ha perdido magia alguna, a pesar de todo. ¡A volar, Karlie!
