La Semana de la Moda de París fue testigo de una oda a la elegancia ecuestre con la presentación de la colección de otoño de Hermès.

Bajo la dirección creativa de Nadège Vanhee-Cybulski, la casa de moda francesa se sumergió en el mundo de los caballos y las motos, dos deportes que evocan una sensación de libertad y aventura.

La colección de otoño de Hermès fue un tributo apasionado a los deportes ecuestres, con una atención meticulosa a los detalles y una artesanía impecable. Desde las siluetas inspiradas en jinetes hasta los materiales de alta calidad, cada pieza capturaba la esencia de la elegancia ecuestre con un toque moderno.

Nadège Vanhee-Cybulski encontró inspiración en los motivos paralelos de los caballos y las motos, dos elementos que representan la libertad y la velocidad.

Aunque ella misma prefiere la seguridad de la bicicleta, disfrutó explorando la estética de estos deportes en la colección. Los elementos ecuestres se mezclaron con detalles de motocicleta, creando una fusión única de estilos y sensibilidades.

Si bien la diseñadora se permitió “soltarse” en términos de inspiración, las prendas de cuero de la colección de Hermès seguían siendo ceñidas al cuerpo, destacando la artesanía excepcional y la atención al detalle que son característicos de la casa de moda.

Las siluetas esbeltas y elegantes evocaban la gracia y la fuerza de los jinetes, mientras que los detalles sutiles añadían un toque de modernidad y sofisticación.

En última instancia, la colección de otoño de Hermès fue una celebración de la libertad y la aventura. Cada pieza estaba diseñada para inspirar un sentido de movimiento y exploración, invitando a los usuarios a embarcarse en un viaje de descubrimiento y autoexpresión.

Ya sea en la silla de montar o en el manillar de una motocicleta, Hermès ofreció una experiencia de moda que trascendió los límites de lo convencional.

*Imágenes: cortesía