Amigas y amigos, «el verano ya llegó, ya llegó, ya llegó» y con él, lo mejor de esos meses: gente que huye como si le fuera la vida a la playa, familias que lloran porque no saben qué hacer con los niños, el reinado de las chanclas y las sandalias (sin calcetines, que todavía no somos guiris del todo)… y, por supuesto, la canción del verano, que llega para torturarnos, machacarnos, deleitarnos durante los próximos meses. Pero, ¿qué tienen las canciones del verano para instalarse en nuestro subconsciente? Porque muchas son las que aspiran a este trono, pero muy pocas las que logran coronarse.

Si eres músico, cantante o simplemente tienes un organillo, una guitarra y mucho morro el talento puede disfrazarse en la sala de mezclas atento a la guía definitiva para conseguir la canción del verano:

Fórmula Abierta, creadores entre otros del clásico veraniego 'Te quiero más' (2002). © Cordon Press
Fórmula Abierta, creadores entre otros del clásico veraniego ‘Te quiero más’ (2002). © Cordon Press

1. Busca un nombre molón

Tienes varias opciones: puedes elegir un nombre que dé miedo (Pitbull o Don Omar ya están cogidos), traducir tu nombre al inglés (Enrique Martín vende menos que Ricky Martin, ¡dónde va a parar!) o ponerte muy creativo (Efecto Pasillo, La Mosca Tsé Tsé, Zapato Veloz o The Refrescos también están registrados). Si te llamas José Luis, Paco o Mari Carmen en principio lo tienes un poco crudo (a menos que te dediques a la canción ligera) pero tampoco imposible porque ahí tienes el recuerdo de Conchita o Merche.

...o lo que es lo mismo: ¡SUPER molón!
…o lo que es lo mismo: ¡SUPER molón!

2. Elige compañero

Aquí triunfa uno, triunfa el equipo. Hace años lo normal era o ir por libre (a lo David Civera) o montarte un grupo (siguiendo el gran ejemplo de Las Ketchup). Y ya está. Los únicos innovadores eran Ana Belén, Víctor Manuel, Serrat y Miguel Ríos que se iban juntos los cuatro y quedaba perfecto para las partidas de mus.

Pero hoy eso está completamente demodé. Ahora lo suyo es unir fuerzas con algún colega del gremio y montar una canción a pachas: tu canción no es nada si no lleva un feat. Mark Anthony ft Gente de Zona en La Gozadera (2015). Gente de zona ft Enrique Iglesias en Bailando (2014). Enrique Iglesias ft Nicky Jam en El Perdón (2015). Wisin ft Ricky Martin y Jennifer López en Adrenalina (2014)… Vamos, como una orgía de todos con todos pero sin la parte sexual.

Somos los de los dos grupos, que nos hemos unido para cantar.
Somos los de los dos grupos, que nos hemos unido para cantar.

3. El único género posible

La chica yeyé (Concha Velasco, 1965), Vacaciones de verano (Fórmula V, 1972) o Aire (Pedro Marín, 1980) partieron la pana hace unas décadas, pero si pretendemos comernos el mercado con este tipo de música lo llevamos claro. Que sí, que llega la boda de tu amiga Lucía y lo das todo en la pista con el pelo alborotado y las medias de color como está mandado porque este tipo de canciones viejunas han pasado a ser vintage que es cuando lo viejo deja de ser un pingo y sube de caché, pero hay que saber escuchar qué es lo que se lleva y esto… va a ser que no.

Para triunfar hoy en día toca ponerse latino. Y que nadie se queje que peor sería (al menos lingüísticamente) si nos diera por el rumano, como aquel año loco del Dragostea din tei (O-Zone, 2004).

4. La composición

Es verano y nuestras aspiraciones vitales suelen ser limitadas: conseguir un mojito, darnos la vuelta para que el moreno nos quede más o menos igualado, que no se meta arena en el bocadillo en la playa, no sentarse en el asiento del coche con el biquini mojado… Vamos, que la actividad cerebral se mantiene bajo mínimos y agradecerá cualquier música poco currada: estrofa, estribillo (machacón, por favor) y vuelta a empezar. Así hasta que se grabe en el subconsciente.

 

Este pobre chico acaba de soñar que 'Miami se lo confirmó'.
Este pobre chico acaba de soñar que ‘Miami se lo confirmó’.

Las canciones del verano son, per se, músicas simples y pegadizas que nos pillan con las defensas bajas. No podremos desembarazarnos de ellas hasta septiembre (con un poco de suerte) pero no es necesario que nos gusten. Es más, tienden a horrorizarnos (vamos, La Tortura). ¿Su ventaja? No hace falta ser Shakespeare para componer una canción de reguetón, lo que le quita mucha presión al asunto.

Manual básico para componer reguetón.
Manual básico para componer reguetón.

Hace tiempo corría por redes sociales este gráfico para idear un estribillo exitoso. No hay opción no creíble: «Mami vamos a encenderte lento hasta mañana contra la pared». «Perra yo quiero castigarte duro toda la noche sin anestesia» qué miedo. «Chica yo vengo a azotarte suave hasta que salga el sol sin miedo». Y así hasta el infinito machista, porque el género nos daría para un amplio estudio sobre cómo incita la violencia contra las mujeres.

5. La inspiración

Las canciones del verano tratan temas diversos, siempre teniendo en cuenta que son la versión moderna de la canción ligera, o sea, poca política, religión y cosas con chicha y también poca poesía. Entonces, ¿de dónde sacamos inspiración?

  • Del mundo animal. Hemos tenido dos tiburones, el de Henry Méndez en 2013 y el de Proyecto Uno en 1993, un Venado (Los cantantes, 1995), Los Pajaritos (María Jesús y su acordeón, 1981) y en 2006 el Koala se vino arriba con su Opa, yo viazé un corral. Todavía nos queda mucho reino animal así que yo estoy viendo la canción del flamenco, que está muy de moda como estampado o la del pulpo, que también hay unos cuantos. De nada por la idea.
  • De la alimentación. Sin duda el que más se ha preocupado por lo que zampamos es el incombustible Georgie Dann y los chorizos parrilleros de su Barbacoa (1994). Si hace falta, se untan bien en Mayonesa (Chocolate, 2000), no vaya a ser que nos haya quedado poco calórico. Tras el festival del colesterol, una Sopa de caracol (Banda blanca, 1991) para rebajar y el amigo Juan Luis Guerra que viene al quite para pedir que Ojalá que llueva café (1990). A poder ser un carajillo, si no es mucha molestia.
  • De las mujeres. No eres nadie si no tienes una canción con tu nombre. Se podría hacer una sociología de los nombres de moda estudiándolas. Los clásicos: María, la que daba pasitos palante y atrás (Ricky Martin, 1996) y la de Blondie (1999). Los bíblicos: Salomé (Chayanne, 1999). Los raciales: Macarena (Los del Río, 1996). Los de toda la vida: María Isabel (Los Payos, 1969) y Eva María (Fórmula V, 1973). Y por supuesto, nombres que quedaron marcados para toda la vida: aunque Maggie Gyllenhaal le ponga a su hija Ramona porque en Estados Unidos sea super femenino en España siempre lo escucharemos con la voz de Fernando Esteso gloriando a sus pechugas.
  • De los medios de transporte. Desde lo más sofisticado a lo más rural. Se puede hacer una canción ambientada en un taxi (Osmani García y Pitbull, 2015), querer llevártela en un velero (Luis Vázquez y Kato López, 2012) o simplemente abrazar tu ruralidad y pedir como un desesperado un Tractor amarillo (Zapato Veloz, 1991).
  • De las verdades de cajón. La exaltación de la amistad: Amigos para siempre (Los Manolos, 1992). Para hacer bien el amor hay que venir al sur (Raffaella Carrá, 1979). Y por supuesto que vaya vaya, en Madrid no hay playa (The Refrescos, 1989)
  • Del amor. Porque en la canción del verano siempre se trata de eso: o estamos super enamorados o no nos hacen ni puñetero caso, pero en todo caso tenemos que gritarlo al mundo porque es un tema que, al parecer, le interesa mucho. Están los que se esperan, como Cali y el Dandee (Yo te esperaré, 2011) y Juan Magán (Te voy a esperar, 2012), los que no tienen las cosas claras como David Civera que primero te pide Dile que la quiero (2001) y un año más tarde pide Que la detengan (2002) ¡Aclárate! Dinio en cambio no se complicaba y se pasaba toda la noche Haciendo el amor (2003).
¡Pues me ha quedado bien esta!
¡Pues me ha quedado bien esta!

6. El baile

Todas las canciones del verano deben ser bailables y cuanto más chorra sea la coreografía, mejor. Y si no, que se lo digan a Clinton, que bailó como un campeón la Macarena de Los del Río (1996) en medio del furor que les dio a los americanos con esta canción.

'La Macarena', canción oficial de los Juegos Olímpicos.
‘La Macarena’, canción oficial de los Juegos Olímpicos.

A principio de siglo triunfaban las canciones con bailes super organizados. Bailamos la Bomba con King Africa en el 2000, en 2001 el No rompas más mi pobre corazón de Coyote Dax y en el 2002 nos aprendimos el Aserejé de las Ketchup como si nos fuera la vida en ello. Creímos que tras aquellos años en los que TODO tenía un baile nuestra capacidad de aprendernos más cosas había llegado a su límite, pero no: todavía nos faltaban el Waka Waka (Shakira, 2010), la Danza Kuduro (Don Omar, 2011) y el Ai seu ti pego (Michel Teló, 2013). Y lo que te rondaré morena.

Saminamina eh eh soy la novia de Piqué
Saminamina eh eh soy la novia de Piqué

¿Y cuando tienes todo esto que te queda? Esperar que alguna marca se fije en tu canción… ¡y a triunfar!