Moda

Olivier Rousteing no se conforma con vestir cuerpos: ahora viste líquidos. En su segunda colaboración con Johnnie Walker Vault, el director creativo de Balmain transforma el whisky en gesto de moda con la edición limitada “The Couture Blend”. Un lanzamiento que cruza pasarelas, barricas antiguas y cristal condecorado de oro.
Cuando la mezcla encuentra la costura
La alianza entre Rousteing y Johnnie Walker comenzó con la colección Couture Expression, cuatro versiones estacionales que traducían su estética en blends raros. En esta nueva versión, la dupla va más allá: construyen un solo blend que celebra su cumpleaños 40 con una narrativa líquida de tiempo, estilo y riesgo.
Dr. Emma Walker, maestra mezcladora, seleccionó 10 whiskies raros, algunos de más de 40 años y otros de destilerías ya cerradas (los llamados ghost whiskies), para crear un perfil que guarda memoria pero respira innovación.
El envase: arquitectura líquida
Si el contenido es poesía, el continente es escultura. El whisky viene en un decanter de cristal cuadrado, diseñado por Rousteing, vestido de dorado, con un tapón de gran presencia. Es híbrido: minimalismo estructural que coquetea con el maximalismo elegante de Balmain.
El diseño homenajea la botella cuadrada clásica de Johnnie Walker, pero la interpreta con volumen, énfasis y proporciones arquitectónicas que lo convierten en pieza objeto.
Sólo 1.500 decantadores numerados estarán disponibles al público, con un precio sugerido de 2.500 dólares.
Sentido del estilo en cada gota
- Este lanzamiento no es whisky disfrazado de lujo, es lujo que bebe whisky.
- La selección de barricas antiguas, destilerías cerradas y expresiones experimentales logra un diálogo entre lo clásico y lo audaz.
- Rousteing habla de tensión entre minimalismo y maximalismo: en este blend eso se siente.
- Es una forma de extender la firma de su moda hacia los sentidos: sabor, aroma, mirada.
Cómo entender esta pieza (y apreciarla)
Para quienes aman la cultura del lujo, este whisky es una extensión natural: una fragancia líquida, un accesorio de mesa, un fetiche coleccionable. Para quienes aman el consumo con sentido, es homenaje al pasado, conversación con el presente y apuesta hacia el futuro del diseño.
*Imágenes: cortesía