Madrid guarda algunos de los hoteles más icónicos de España, y entre ellos destaca el Rosewood Villa Magna. Su reciente transformación lo ha devuelto al centro de la conversación sobre el lujo en la capital, combinando historia, modernidad y calidez. En este artículo compartimos nuestra experiencia en este símbolo madrileño: desde la llegada hasta su propuesta gastronómica y de bienestar.

Llegada y primeras impresiones

La Castellana a nuestros pies. El ir y venir de coches, la vida frenética de Madrid, y de repente… una puerta que se abre a otro mundo. Rosewood Villa Magna es uno de esos lugares capaces de crear un universo paralelo en plena arteria madrileña. Es un refugio íntimo, delicado y cálido, que se vive más como un hogar que como un hotel.

El hotel de lujo que te hace sentir en casa.

Desde el primer instante, todo en él respira exquisitez. El servicio no se limita a ser impecable, sino que transmite cariño y cercanía en cada gesto, en cada detalle, en cada mirada. Y la primera impresión, al cruzar esas puertas monumentales que se abren en perfecta sincronía, es la certeza de que no estamos entrando solo en un hotel: estamos a punto de vivir una experiencia especial.

Habitaciones y suites

Nos alojamos en una Suite Junior Suite Castellana, una categoría que ofrece 50 metros cuadrados de pura elegancia residencial con vistas privilegiadas al Paseo de la Castellana. Desde el recibidor ya se percibe esa mezcla única de lujo clásico y contemporáneo que define al Rosewood Villa Magna, pero con un aire sorprendentemente acogedor, casi doméstico, que hace que uno se sienta en casa desde el primer instante.

El hotel de lujo que te hace sentir en casa

El espacio es luminoso y amplio, dominado por un cuadro sobre el cabecero que aporta personalidad a la habitación. El baño merece mención aparte: todo en mármol, con una bañera perfecta para relajarse y una ducha efecto lluvia independiente que convierte la rutina en un ritual. Entre los detalles más apreciados se encuentran un vestidor cómodo, cafetera Nespresso, altavoz Marshall y una carta de almohadas que confirma la vocación de cuidar cada descanso.

El hotel de lujo que te hace sentir en casa

La bienvenida está a la altura de lo esperado: una cesta de frutas tropicales, bebidas saludables y snacks sorprendentes, como unos crujientes de algas que resultan deliciosos. Ese detalle marca el inicio de una estancia en la que cada elemento parece pensado para transmitir calidez y bienestar.

Gastronomía

En Rosewood Villa Magna la gastronomía no es solo un servicio, es un universo dentro del propio hotel.

Las Brasas de Castellana se convierte en el corazón del día, empezando por un desayuno que vivimos como un verdadero ritual. Desde la elegancia de los gestos del equipo hasta la disposición impecable del buffet, todo está pensado para que la experiencia sea única. No se trata de un buffet al uso, sino de un bodegón artístico, acompañado de una carta extensa de platos calientes. El resultado es un desayuno memorable, con materia prima de altísimo nivel, desde opciones clásicas internacionales hasta propuestas healthy y un rincón dedicado a lo saludable.

Por la noche, el mismo espacio se transforma en un escenario vibrante. La cocina a la vista permite ver la destreza del equipo en las brasas, y cenar en la terraza cuando el clima acompaña es un auténtico privilegio.

En el bar Tarde.O descubrimos un ambiente a medio camino entre terraza urbana y club privado, con cócteles que ponen al Negroni como protagonista y una atmósfera donde conviven huéspedes y locales.

El contrapunto más dulce lo pone Flor y Nata, con sus vitrinas de pasteles que parecen sacadas de una película francesa. Es el lugar perfecto para un café a media mañana, un capricho goloso en cualquier momento del día o un Afternoon Tea junto a la chimenea.

La magia de estos espacios es que conviven en un mismo lugar, generando una energía especial. Desde el desayuno hasta la última copa de la noche, cada momento gastronómico refleja el espíritu del hotel: exquisitez, cercanía y el arte de transformar lo cotidiano en algo memorable.

Bienestar y spa

Si el hotel ya se siente como una burbuja de calma en plena Castellana, el Sense, A Rosewood Spa, es adentrarse en una dimensión aún más serena. Es un espacio íntimo, elegante y envolvente, donde la luz, los materiales naturales y el sonido del agua crean un ambiente que invita a bajar revoluciones desde el primer minuto.

Aquí descubrimos uno de los tratamientos más innovadores: el Claudia di Paolo Hair Wellth Spa, pionero en España y disponible en solo dos lugares. Lejos de ser un simple tratamiento capilar, es una experiencia sensorial que combina técnicas científicas con rituales artesanales, masaje craneal y movimientos meditativos. Para quienes disfrutamos de los masajes de cabeza, resulta un viaje profundamente relajante, casi hipnótico, que trasciende lo estético para convertirse en una auténtica cura de bienestar.

El spa completa su propuesta con una zona de aguas que incluye hammam, sauna finlandesa, ducha de sensaciones y jacuzzi de hidroterapia, además de cabinas decoradas con maderas nobles y piedra clara. Cada detalle, desde los aromas mediterráneos hasta la calidez del equipo, contribuye a que la experiencia sea mucho más que un momento de relax: es un auténtico ritual de reconexión.

Residencias privadas

En la azotea del Rosewood Villa Magna se esconden las joyas más exclusivas del hotel: sus Signature Suites. Dichos espacios son concebidos como auténticas residencias privadas en pleno centro de Madrid. Con uno o dos dormitorios, salones independientes y amplias terrazas con vistas panorámicas sobre la Castellana y el skyline madrileño, representan la máxima expresión del lujo residencial.

Más que suites, se sienten como hogares elevados al extremo de la sofisticación. Todo está pensado para quienes buscan privacidad absoluta y estancias prolongadas sin renunciar a ninguno de los servicios de un gran hotel. Son espacios que condensan la filosofía de Rosewood. Un lujo íntimo, cálido, residencial, donde el huésped no solo se aloja, sino que verdaderamente habita.

El alma del hotel: su equipo humano

Hay algo en Rosewood Villa Magna que no se puede medir ni cuantificar, y que sin embargo marca la diferencia: su gente. Aquí no hablamos de un staff, sino de una familia. En apenas 48 horas sentimos un nivel de cariño y de entrega que trasciende lo profesional. Desde la camarera que nos saluda en los pasillos con una sonrisa, hasta el recepcionista o la camarera de pisos… Cada persona transmite una hospitalidad sincera, cercana y profundamente humana.

En muchos hoteles de lujo la excelencia se mide en detalles materiales. En el Villa Magna, lo que más nos llevamos es la calidez de su equipo. Es cada gesto, cada atención, cada mirada lo que convierte la experiencia en algo inolvidable.