Moda

El de hoy era uno de los estrenos más esperados no solo de la Semana de la Moda de París, también de la temporada y de la historia contemporánea de la moda. Tras la salida de Maria Grazia Chiuri de Dior y el anuncio de la llegada de Jonathan Anderson, el mundo de la moda estaba pendiente de cómo sería la evolución de la casa francesa.
Tras un primer film en el que se recordaba la historia de la maison, ha comenzado el desfile con un look blanco depurado, a juego con una pasarela minimalista, solo acompañada de una pirámide invertida, y sin artificios para darle el protagonismos a los looks. Y es que, como había compartido desde París, «la colección Dior de Jonathan Anderson explora el lenguaje de la Casa: desde su patrimonio preservado hasta una visión empática de su larga historia. Un diálogo entre pasado y presente, armonía y tensión, audacia y calma, lo grandioso y lo cotidiano. El cambio es inevitable.» Y así ha sido.
Nuevas siluetas. Nuevos complementos. Nuevos volúmenes. Formas que nos transportan a siglos pasados. Nuevos colores. Minimalismo y lujo silencioso que convive con maxi detalles tanto en prendas como complementos. Así podríamos resumir en pocas palabras cómo ha imaginado Jonathan Anderson la primavera-verano 2026 con la que la casa Dior inicia una nueva era en el Jardín de las Tullerías.
La colección primavera-verano 2026
El origen británico del diseñador ha estado presente en esta colección que navega a medio camino entre los piratas del mar de antaño y los nuevos capítulos de Outlander, donde los sombreros bicornios y los cuellos con volantes recuerdan a los soldados británicos de casacas rojas.
Las minifaldas han tenido un papel protagonista e inesperado en muchos de los looks, ya sea en total looks a juego con camisas o con aires más rockeros en incluso con volantes a los lados, simulando las chorreras que una vez estuvieron en súper tendencia.
Los lazos, tanto en prendas como en el cuello, algo que ya vimos en la pasada colección masculina, llegan para quedarse, también en nuevas sandalias de aires románticas, las mismas que han lucido muchas de las embajadoras de la maison desde el front row. Acompañan también, en versión XL con caída,
La mítica Bar Jacket, un clásico que se ha ido reinventando a los largo de las décadas en la maison, adquiere nueva vida en manos de Anderson con volúmenes y estructuras, que simulan desde una chaqueta esmoquin del siglo XXI hasta nuevo conjuntos en versión mini.
La nueva mujer Dior también es práctica en su día a día, una embajadora del lujo silencioso con aires retro y boho con vaqueros y capas, otra de las prendas estrellas de la colección.
Los bolsos se llevan con una sola asa, y los salones irrumpen con fuerza (y elegancia) acompañados de las iniciales de la casa, la C y la D una en cada pie.
Y al final, un vestido blanco inspirado en el icónico Junon de 1949 con zapatos en forma de rosa y una gran ovación de pie para el diseñador que prometía cambiarlo todo y lo ha conseguido. ¡Bienvenida la nueva era Dior!
*Imágenes: Getty Images y Instagram