Cuando tus seguidores en redes sociales se cuentan por millones, no es de extrañar que todo el mundo quiera una foto contigo, porque una instantánea con Dulceida, aunque ella sea hermética cuando tocamos el tema de los números, vale más que mil palabras. “Nunca he hablado de eso”, me dice Aida Domenech cuando trato de indagar sobre cuánto vale un post en su cuenta de Instagram.

La aventura de esta creadora de contenidos, como ella misma se define, en el universo virtual comenzó hace más de 10 años y hoy en día ha logrado convertirse en la “reina Midas” de Internet. “Soy una chica normal, como todas, que ha luchado por sus sueños y que ha trabajado mucho para conseguirlos, mostrándome tal y como soy”, afirma ella con modestia. Pero, aunque ella defienda su sencillez, Aida Domenech no puede negar el mérito que tiene haber logrado hacer de Dulceida una empresa 360, rentable y con futuro, que no pasa desapercibida para el público ni —mucho menos— para las marcas. “Jamás me lo hubiese imaginado, la verdad. Ha sido un trabajo que se ha ido escalando poco a poco, mis compañeros que han estado ahí desde el principio saben muy bien de lo que hablo”, me cuenta. Sin embargo; Aida demuestra ser una empresaria consolidada y no se deja emborrachar con el éxito obtenido. “Cada proyecto nuevo que surge en mi día a día lo vivo con la misma intensidad y sin pretensiones. Lo bonito es que te siga pareciendo todo un reto”. A años luz del resto de fashion bloggers que tratan de abrirse camino en una industria cada vez más saturada, la ventaja competitiva de Aida Domenech parece ir mucho más allá de una buena estrategia de marketing —que también—. “Afortunadamente vivo con los pies en la tierra. En mi día a día me rodeo de familiares y amigos de toda la vida, por lo que la percepción de la fama no está presente de una manera muy proactiva. Sí que es cierto que hay cosas que no me gustan, pero estoy muy bien rodeada y eso me ayuda a no perderme. Me gusta cuando conozco a mis seguidores y me dicen que soy exactamente igual que en mis redes”. ¿Cómo se logra no vender una cortina de humo? “Dulceida soy yo; Aida Domenceh. Es la misma persona, mi alter ego, y no hay una diferencia, tanto para lo bueno como para lo malo; todo lo que se ve es lo que hay”, asegura contundente. ¿Su objetivo? “Inspirar, concienciar y ayudar”.

La figura de Alba Paul Ferrer, por otra parte, ha sido un aliciente evidente en el éxito de Dulceida y la vida de ensueño que proyecta el matrimonio no deja indiferentes a los seguidores de ninguna de las dos. “Soy muy consciente de que hubo un cambio desde que estoy con Alba, pero ha sido todo de manera muy natural. Siento que es una de las partes más positivas de mi presencia en redes. Mucha gente se ve reflejada en nosotras y eso es sinónimo de que el mensaje que transmitimos es bonito y ayuda a normalizar la situación”, comenta. Sin embargo, la fama no es un camino de rosas y Aida también ha sido víctima de los comentarios negativos de sus haters, a los que ella contraataca con el látigo de su indiferencia: “En realidad a mis haters no tengo nada que decirles. Me gustaría que las personas pudieran contrastar las informaciones para luego poder opinar”, añade. Muchos de esos comentarios negativos van asociados a su profesión, cosa que Dulceida ha reivindicado en más de una ocasión. “Falta normalizar y entender que nuestro trabajo es un trabajo más; ni peor ni mejor que cualquier otro. Me gustaría que se tuviera el mismo respeto por el nuestro que el que yo tengo por el trabajo de los demás”, agrega. Parte de su camino a la fama la ha llevado a sobrellevar con profesionalidad las críticas y, aunque reconoce que odia las mentiras y las injusticias, sobre todo cuando se refieren a ella, ha logrado llegar al punto de que ya no le duelan. Pero, ¿qué pasa cuando esas críticas se tornan sexistas y se vuelven ofensivas? “Leo, borro y sigo mi vida”, asegura ella. “Al final poco a poco me voy haciendo más fuerte”, afirma.

¿Te arrepientes de haber aceptado algún trabajo solo por dinero?

No. No me cansaré de decirlo, pero jamás acepto un trabajo que no me guste, soy muy selectiva en escoger los proyectos que me gustan y que realmente van con mi personalidad. Yo empecé así y es así como quiero continuar, porque al final lo más importante es transmitir verdad y seguridad.

¿Y de haber dicho que no a algún proyecto?

Sí. Muchas veces es difícil escoger y ha habido momentos en los que he dicho que no a proyectos que una vez han visto la luz me hubiera gustado estar.

Además de su blog y su redes sociales, Aida Domenech también se ha atrevido con la perfumería, el mundo editorial, ha creado la agencia de representación de influencers, In Management, y ha conseguido que la gente pague por ir a conocerla en los festivales conocidos como Dulceweekend. En definitiva, un fenómeno de masas que ahora centra su atención en la industria de la moda con una marca de ropa propia, Dulceidashop, que presenta dos colecciones al año (además de las cápsulas temporales y colaboraciones con otros diseñadores) y que cuenta con envíos a todo el mundo. “Yo marco qué prendas vamos a diseñar y cómo van a ser. Es decir, todo el moodboard de inspiración, materiales y estampados corre a mi cargo. Con toda esta información me reúno con mi equipo de diseño y ellos son los que se ocupan de darle vida a las prendas (patronaje y confección). Una vez tenemos en las manos los primeros prototipos, me ocupo de hacer todos los cambios pertinentes hasta que la muestra queda tal y como yo quiero que se venda”, nos cuenta Aida sobre el proceso de creación de sus diseños. Una involucración total por su parte que se hace evidente, sobre todo, en los mensajes que aparecen en sus prendas y que son fácilmente reconocidos como “frases Dulceida” por sus millones de seguidores. “Cada temporada diseñamos una colección, centrada en mis imprescindibles, las cosas que amo y quiero tener sí o sí en mi armario; jamás haría algo que no me encantara”, agrega. Eso sí, su transparencia se bloquea cuando le pedimos un adelanto de su próxima colección primavera verano; “será muy muy bonita, no sabes lo contenta que estoy, pero es que ¡no puedo adelantarte nada!”, me dice.

[galeria]

Por otra parte, esa sinceridad que proyecta a través de sus diseños se hace evidente en su manera de vestir con un estilo, como ella misma define, muy ecléctico. “¡Y eso me encanta! Sobre todo porque puedo ser una mujer distinta en función del momento”. Amante confesa de los vaqueros —“Es lo que más me pongo en mi vida”—, nos confiesa que no hay ninguna prenda con la que esté peleada: “¡Todo vale depende de cómo lo combines!”, añade.

La parte más humana y personal de Dulceida sale a relucir cuando le pregunto por sus planes a corto plazo que incluyen, como no, su llegada al tercer piso el próximo año. ¿Cómo planea recibir los 30? —La duda ofende—. “¡Quiero hacer una súper fiesta!”, afirma entusiasmada, “hay una peli que me gusta mucho (muy teen, por eso) que es El sueño de mi vida y la protagonista dice: ‘Quiero ser treintañera, soñadora y divina’. Tengo la sensación de que mis treinta van a ir por ahí, presiento que va a ser una etapa preciosa en mi vida”. Y ya que estamos analizando el futuro, le pregunto —dado que la presencia de turrones y polvorones ya ha abierto la veda navideña— por su carta a los Reyes Magos: “Les pediré felicidad y salud para mi familia, mis amigos y para la gente que quiero. Suena a tópico, pero es lo que pido cada año”. Y después de confesarme que de mayor quiere ser actriz y que sus únicos miedos son a la soledad y a perder a la gente que quiere, me despido de este titán de la industria bloguera no sin antes hacerle una última —pero vital— pregunta:

¿Qué haces si se te acaba la batería del móvil?

Intento que eso no me pase nunca… pero si me pasa pues no pasa nada, la verdad. Puedo vivir sin móvil, aunque prefiero vivir con él.

Fotos: Gerard Estadella / Cortesía