Voy a confesar algo. Voy a confesar una cierta envidia, sana, es decir aquella que es más admiración y que querría convertirse en emulación. Hacia un país y hacia una ciudad que por cierto visité una vez y me encantó. Hablo de Dinamarca y Copenhague. Y os preguntaréis por qué. Y no, no es solo por su diseño de interiores que me apasiona. No por su sirenita, bastante decepcionante, por cierto… Es por lo que han sabido hacer con la moda. Es especialmente por su CPHFW, las siglas de la Copenhagen Fashion Week.

Confieso esa admiración que empecé a sentir cuando tuve el honor de dirigir la MBFWMadrid, es decir la pasarela madrileña. No podéis imaginar lo complicado que es encontrar motivos de diferenciación en el mundo de las pasarelas, sobre todo cuando no te llamas París, Milán, Nueva York o Londres. Y ya en aquellos años descubrí que había una pasarela que lo había conseguido y que era esa, motivo de mis envidias sanas. Y además lo había logrado enfocándose en uno de mis asuntos fetiche, el de la sostenibilidad. Confieso que me dije a mí misma “Touchée!”.

Cuento esto porque una temporada más me he sentido francamente tocada con su Fashion Week. Ya es tener valentía esa de organizarla en pleno mes de agosto, para mostrar las colecciones primavera verano (la de otoño-invierno se celebra en febrero). Ya es mostrar liderazgo conseguir que la prensa internacional la cubra. El mundo es de los valientes. ¿O no? Y tienen su recompensa. Realmente la han tenido.

Entre sus actos valientes cuento el de ceder, literalmente su pasarela a la Fashion Week de Ucrania que no hay que explicar que no puede celebrarse (por cierto la pasarela de Kiev era otra de mis admiradas en mis tiempos de directora de la madrileña). Me impresionó cuando lo contó en el discurso de inauguración de la CEO de CPHFW, Cecilie Thorsmark, especialmente cuando dijo que había que saber estar en el lado correcto de la Historia. Así que además de un acuerdo de colaboración para que los diseñadores ucranios cuenten con su apoyo para crecer y seguir creando, dio la posibilidad a dos marcas de formar parte del calendario oficial (y no sabéis la pesadilla que significa realizar un calendario): The COAT con un fashion film, y TG Botanical, con un desfile presencial. Impresionante.

Todas las marcas y todas las empresas de moda están buscando la manera de evolucionar hacia los dos únicos caminos que pueden sacarlas adelante, la tecnología y la sostenibilidad. Y CPHFW aúna ambas. Pero además lo que realmente le hace grande, lo que más me interesa es ver esa conexión con los jóvenes, a través de la energía de sus propuestas estéticas y escénicas. ¡Por favor! ¡Cómo fue la puesta en escena de la marca @Ganni con modelos en bicicleta por la pasarela. Vaya, cómo fueron una gran mayoría de desfiles al aire libre…

Me han encantado las colecciones de @Henrikvibskov , @schnaydermans @sakspotts @rotatebirgerchristensen y @muntheofficial. Pero más allá de seleccionar mis desfiles favoritos, lo que destaco es ese “mood”, ese ánimo impreso en una semana de la moda tan especial que la hace única y deseable, sin grandes figuras destacadas o destacables a nivel internacional y sin embargo tan internacional. Le hace grande su especialidad, rareza, juventud y alegría en unos tiempos que no invitan precisamente al optimismo. Le hace inmensa su canto con música y letra sostenible. Crece y crece en la demostración de la diversidad hecha modelo, sizeless, ageless. Ha sido una continua demostración de body positivity y desde luego de poner en valor la moda en la persona…, hasta el punto de sacar a la pasarela a una embarazada en Rotate…, bellísima. Y ha sido inmensamente contemporánea en su unión entre la pasarela digital y física, con desfiles en algunos casos solo digitales y en su inmensa mayoría phygitals.

CPHFW ha sido clara en sus declaraciones de principios hechas desfile, a través de sus conferencias y mesas redondas y en sus decisiones, como las de prohibir, sí, prohibir la piel de pelo animal, como una manera de unir el concepto de la sostenibilidad a los derechos de los animales. Se puede o no estar de acuerdo, pero le han dado una vuelta a los argumentos, yendo más allá de si la piel es o no más ecológica que la así llamada. Y eso ha sido bien aceptado, completamente aceptado, incluso por marcas como Saks Potts que eran especialistas justamente en las prendas de piel escandinava.

Si hablamos de sostenibilidad hay que hablar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y uno fundamental es el número diecisiete, el de las alianzas. Me encanta. Y especialmente es loable la de CPHFW con la gran plataforma de venta on line Zalando. La empresa alemana lleva ya con esta edición cuatro en las que apoya a la pasarela danesa en su camino certero hacia la sostenibilidad. De hecho, está trabajando para que la sociedad, especialmente los jóvenes, entiendan que no hay otro sentido posible. Y por ello, cada temporada entrega el Zalando Sustainability Award a una marca o diseñador de tres finalistas que lleva al calendario oficial de CPHFW. En esta ocasión, se presentaron @raeburn , @mworksparis y @ranra_studio Y tachán, tachán, el jurado eligió a esta última marca como ganadora.

Ya estoy ansiosa porque llegue la próxima edición de CPHFW fundamentalmente porque será en 2023. No es una fecha más. Es la fecha que se han dado en la organización para que las marcas que presenten sus colecciones, que en este caso serán otoño-invierno 23, cumplan al menos 17 requisitos de sostenibilidad

*Imagen: Copenhague Fashion Week