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¿Cómo es un viaje en Business en un vuelo de largo recorrido? ¿Realmente merece la pena pagar la diferencia? ¿Alguna vez te preguntaste qué había detrás de la cortina que separa la clase Economy de un vuelo con la superior? Te lo contamos todo en primera persona.
Mi experiencia con los viajes
Viajo mucho. Llevo más de 7 años siendo lo que ya comúnmente se llama una ‘nómada digital’. He perdido la cuenta de las horas pasadas en un avión, de los jet lags, de travesías de más de 9 horas sentada en un asiento que apenas puedes reclinar, donde pierdes la noción del tiempo, del sueño, del hambre y del espacio.
Me conozco muchos aeropuertos de memoria, ya tengo mis trucos para que los viajes muy largos sean más amenos (descargarme muchas películas y trabajo que pueda hacer offline antes de viajar, comprarme algún libro nuevo, llevarme snacks que me gusten)… y todos se acaban pareciendo.
Siempre he viajado en Economy… hasta mi último viaje. Por fín, pude saber cómo es un viaje en Business. ¡Y es muy, muy diferente! Te voy a contar lo que más me impresionó y cómo fue mi experiencia.
Cuándo y cómo
Mi primer viaje en Business fue un viaje de más de 19 horas, repartidas en dos vuelos. ¿El destino? Jakarta-París. Con parada en Estambul, después de un primer vuelo de casi 11h30.
Siempre intento viajar de noche (en el horario de mi país de salida) para poder estar cansada y dormir el mayor tiempo posible. Pero claro: dormir en un asiento no siempre es igual a descanso. Y ese es el primer punto que quiero destacar en mi primera experiencia de viaje en Business: el descanso.
Un vuelo entre nubes de algodón
La clase Business de Turkish airlines convierte tu viaje en avión… en un viaje en hotel. Y ahí reside, bajo mi punto de vista, todo el lujo de dicha categoría. Todo se transforma.
Tu asiento se transforma en una cama de 188 cm. El servicio Premium que ya ofrecen este tipo de compañías en clase Economy se transforma en una atención tan Vip como la de un hotel de 5 estrellas.
En realidad, el viaje entero se transforma. Las horas ya no pasan despacio, sino que vuelan. Las horas de sueño te garantizan un descanso óptimo, el confort es igual al de un dormitorio… y el viaje es otro.
El servicio de un 5 estrellas
Antes de despegar, un chef (con su gorrito y su traje y todo) pasa por cada una de las butacas a tomar nota de lo que quieras tomar. El menú es impresionante. Y lo digo de verdad.
El término ‘comida de avión’ no aplica aquí de ningún modo. Alcohol y vinos de categoría, platos de alta gastronomía al gusto del cliente (puedes personalizar mi pedido sin ningún problema), una velita y un mantel blanco, vajilla de porcelana… Todo para convertir tu espacio privado en un verdadero restaurante.
Además, la comida está disponible durante toda la duración del vuelo, con libertad horaria y servicio continuo. ¡Una gozada para tu descanso!
Unos amenities de lujo
Cada viajero de la clase Business de Turkish airlines tiene derecho a su pequeño neceser en piel de Salvatore Ferragamo. En él puedes encontrar de todo: un antifaz, tapones para los oídos, calcetines, una bruma para la cara, un cepillo de dientes y más productos para tu viaje…
Por otro lado, aquí no se dan auriculares para disfrutar de las películas que ofrecen durante el vuelo o del Wifi al que tienes acceso. El sonido te llega a través de unos cascos de la marca Denon, con cancelación de ruido para aislarte del mundo y desconectar durante unas horas.
…Y en tierra también sigue la exclusividad
Los beneficios de viajar en Business no se limitan al universo aéreo, sino que su exclusividad también acompaña al viajero en tierra. Antes de volar, cada viajero Business disfruta de ventajas tales como preferencia en el momento de registrar su equipaje, de embarcar… y también en la espera.
Y es que cada aeropuerto dispone de los denominados ‘lounges’, unos espacios privados que ofrecen comida, bebidas, duchas, a veces spa y espacios para trabajar.
Yo pude conocer uno de los más famosos del mundo: el Business lounge de Turkish en Estambul. ¡Menudo espacio! El lounge de la compañía es un espacio abierto 24 horas de 5800 metros cuadrados que aguarda un buffet gigantesco, una librería, duchas de lo más completas, salas de reuniones, una zona infantil con juegos… Todo para convertir la escala en el aeropuerto en un momento de lo más agradable.
¿Realmente merece la pena?
Viajar en Business es una opción cada vez más exclusiva… e impresionante. El viaje es de otro color, de otro universo. Y se nota. Se nota no solo durante la travesía, sino en los días posteriores. Los jet lags, si aplican, ya no son tan duros. El cuerpo no llega cansado a su destino y todo se hace más fácil. Merece la pena. Y mucho. Es una experiencia tan inolvidable… como privilegiada.