Moda
Fue de lo más criticado tras el estreno de Cincuenta sombras de Grey hace exactamente dos años: el tono light (sobre todo si lo comparamos con los libros) de la película. La falta de escenas de sexo (que en el libro son mayoría), la total ausencia de desnudos masculinos (en línea con los gustos de Hollywood), y la poca química entre sus protagonistas. Vamos, que se nos ocurren algunos varias decenas de títulos con mucho más erotismo que la cinta sobre este multimillonario y poeta que compone perlas como: “Yo no hago el amor, yo follo duro”.
Así que ahora, a pocos días del estreno de la segunda parte (Cincuenta sombras más oscuras, el próximo día 10 de febrero), el mundo así en general se pregunta qué va a pasar con Anastasia y Christian. Se dice, se comenta y se rumorea que, con el cambio de guionista y director, y tras lo visto en los trailers, la cosa se va a poner un poquito más interesante. ¿Tanto como para reventar termómetros? Pues mira, no, eso ya te lo avanzamos. Para empezar porque la película tiene en Estados Unidos la misma calificación que la primera: no recomendada a menores aunque, sin embargo, sí pueden ir a verla acompañados de un adulto. ¿La alternativa?, prohibida a menores, supondría un pico importante menos de venta de entradas en taquilla; así que si toca sacrificar un par de azotes por unos cuantos millones, pues se aguanta Christian y se aguanta la ‘diosa interior’ de Anastasia.
Lo que sí tenemos desde ya para comparar son los libros. En este sentido sí podemos afirmar que la segunda parte es más romántica y menos sado que la primera. Y lo gritamos así como muy rotundamente porque contamos con los datos que han analizado desde Stylight, que se han encargado de contar cada azote, cada beso y cada escena de sexo en los dos primeros libros.
Estos datos unidos a que, según recoge Ecartelera, las escenas de sexo ocuparán un total de 15 minutos en esta segunda película (de un total de 115), parecen indicar que las sombras oscuras son en realidad más besos, menos azotes y menos manos atadas. Vamos, para entendernos: más romanticismo y menos sado. Y para muestra, la siguiente infografía:
