Moda
Una turista inglesa paseando por la playa del Lido veneciano, bajo una luz cegadora y ligeramente empolvada. Es Venecia, pero también podría ser cualquiera de las playas del Levante que Sorolla se encargó de inmortalizar en sus obras. Es el escenario que Ulises Mérida ha imaginado a la hora de crear su propuesta para la próxima primavera-verano, que ha presentado durante la segunda jornada de la 64 edición de la semana de la moda de Madrid.
La colección pretende ser un grito a la libertad, una vía de escape tras un invierno estresante que da paso a un estado de relajación mental (y corporal) que se ve reflejado en el estilo de la mujer: con tejidos fluidos y colores naturales.
Nos citamos con el diseñador toledano para que nos cuente todo sobre su colección Luz, su imaginario y su proceso creativo…
¿Qué hay de nuevo en esta colección?
Doy una vuelta de tuerca. Con ella me he salido de mi zona de confort en la gama de colores, con tonos que se mueven en abanicos inusuales en mí: los azules, las rayas (que descubren un nuevo marinero), los beiges y unos bordados que hasta ahora nunca había trabajado.
Entonces, ¿este ha sido el punto de partida, tu inspiración?
Sí, digamos que ha sido esa paleta de color que yo me hago en mi imaginario. En mi caso no hay una inspiración real y única, es decir, no cojo un tema y como tal lo desarrollo, sino que, desde mucho antes de terminar la colección anterior, ya tengo imágenes y siluetas que me están evocando a la siguiente.
¿Cuáles han sido esas imágenes y siluetas?
Todo este caos [señala su moodboard] es un poco lo que me ha llevado a esta colección. Imágenes de Sorolla, de mujeres de blanco paseando por la playa con velos (aparecen en la parte final del desfile y son un avance de la colección de novias que estamos desarrollando), la película Muerte en Venecia, que es maravillosa y que tiene un aspecto decante… Referencias al mar, a la espuma… Elementos que me han llevado a descubrir una luz que inicialmente iba a ser más viva pero que, poco a poco, se ha ido empolvando, como esa luz cegadora del mar, como la luz de Sorolla y sus siluetas poco definidas.
Una luz que se ha visto también en el maquillaje y peluquería del desfile.
Sí, para el pelo hemos escogido este gris empolvado para darle ese toque decantente acorde con la colección.
De nuevo, vemos en la colección cierta inspiración nipona, tan característica en ti, con esos lazos que coronan muchas de las prendas.
Sí, un elemento muy común en mí son las lazadas típicas japonesas, en mi trabajo siempre hay mucha reminiscencia a la cultura nipona. A lo mejor no tanto visualmente, pero sí a la hora de construir las piezas. De hecho, muchas de ellas son rectángulos con agujeros situados estratégicamente que los convierten en prendas. Excepto en chaquetas y pantalones, la construcción de las prendas es muy limpia y en cierto modo minimalista.
Japón, Sorolla, Venecia, Ingleterra [en los Oxford de Ángel Infantes que calzaban las modelos] y Johann Sebastian Bach [como banda sonora para el desfile]. ¿Cómo consigues unir todas estas piezas?
Los zapatos de estilo inglés siguen la idea de que la mujer vaya cómoda (con ese toque Downton Abbey), con un punto inglés que he intentado hacer mío relajándolos. Siempre intento hacer mías las cosas. Las joyas, diseñadas por Kiko Contreras en colores tierra y azules, simulan a esos cristales que te encuentras en la playa erosionados por el mar.
La puesta en escena, con una música de Bach tocada por xilófono, cuenta una historia en cierto modo inconexa. Me ha gustado mucho trabajar con elementos muy diferentes y unirlos hasta darles mi visión más personal.
Una de las novedades de tu desfile ha sido el carrusel final, en el que las modelos vestían la misma prenda [la camisa Betina].
El carrusel final es un alegato: sé tú misma, no importa lo que lleves sino cómo lo lleves. La salida de 15 chicas, todas en blanco con mi camisa Betina, que es mi camisa icono y que hemos desarrollado varias temporadas, con la manga abierta tipo kimono, con una especie de camisú y un doble cuello. Hemos querido presentarla de 15 variaciones: con un pantalón muy ajustado, con un bañador y suelta, con un pantalón holgado… con el fin de mostrar su versatilidad y eso de “sé tú misma” porque da igual la tendencia. Hay tantas tendencias que lo que intento buscar (que igual es un poco pretencioso) es que tú como mujer estés sentada y por lo menos digas, “así me veo” que veas tu silueta y la que encaja más contigo. La moda está al servicio del individuo y nunca debe ser al revés.
Si tuvieras que quedarte con una prenda de la colección, ¿cuál sería?
Me lo pones muy difícil porque tengo muchas. Quizá por no ser un tejido que usaría normalmente, un algodón trabajado con un efecto guipur, me quedaría con la camisa que va con el pantalón beige. Está trabajada de manera muy sencilla: al final son dos rectángulos unidos. Sí, me quedaría con esta. Compré el tejido de una manera muy intuitiva y cuando lo recibí dije “me he equivocado”, me costó mucho. Veía siempre la tela puesta en el maniquí, porque muchas veces la inspiración no viene de la cabeza al papel sino que dejo caer la tela en el maniquí y es entonces cuando se produce una especie de lenguaje entre ambos. Para mí la materia es lo más importante y creo que muchas veces es lo que debe de marcarte el camino.
