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Hay lugares que no se encuentran en los mapas. Se intuyen.Se sueñan. Se manifiestan cuando el cuerpo y el alma están listas para aterrizar. Bawah no es un hotel. Es un susurro al oído. Una promesa de silencio. Un archipiélago escondido entre islas inexploradas, a medio camino entre Borneo y la nada. Y aún así (o precisamente por eso) es uno de los lugares más extraordinarios en los que he estado en mi vida. Aquí, donde no hay coches ni zapatos ni relojes, todo empieza a ralentizarse. A sanar. A latir distinto. En este artículo te cuento cómo es Bawah Reserve, el resort más remoto de Indonesia y, quizás, también el más transformador.
Llegar a Bawah: cruzar el mapa para encontrar LA CALMA
No se llega a Bawah por casualidad. Hay que querer llegar. Desde Singapur, el trayecto implica varios pasos (cambio de frontera incluido) hasta embarcar finalmente en un hidroavión privado que sobrevuela el mar durante casi dos horas. Solo unos pocos resorts en el mundo comienzan con una escena así: tú, en el cielo, flotando sobre un universo de islas vírgenes que parecen haber escapado de un mapa.
Pero nada, absolutamente nada, te prepara para el momento en que aterrizas en el agua y el hidroavión se desliza suavemente hasta el embarcadero de Bawah. Ahí, en ese instante, todo se detiene. El color del mar es irreal. Azules que no sabías que existían se funden con la madera del jetty, el cielo limpio y las formas suaves de las islas que te rodean. Te quedas en silencio porque no sabes cómo procesar tanta belleza junta.
No hay recepción, ni facturas, ni papeles. Solo miradas amables, pies descalzos, una bebida fresca y un buggy eléctrico que te lleva entre árboles y flores. Todo en Bawah está diseñado para recordarte algo que habías olvidado: cómo se siente la calma. Y aunque no lo sepas todavía, acabas de llegar a un lugar que va a quedarse contigo para siempre.
Una isla, seis paraísos: arquitectura, villas y naturaleza sin domesticar
Seis islas privadas
Bawah no es solo una isla. Son seis. Seis islas tropicales conectadas por pasarelas, lagunas turquesa y senderos de selva virgen que parecen no haber sido tocados jamás. En total, más de cien hectáreas de bosque, trece playas y tres lagunas que componen un pequeño universo suspendido en el tiempo, donde el lujo no se impone, sino que se integra.
La arquitectura del resort es un homenaje a la naturaleza. Todo está construido a mano, con bambú, maderas recicladas y piedra, respetando el ritmo de la isla. Aquí no se construye sobre la naturaleza, sino dentro de ella.
Dormir en el paraíso
Hay dos formas de dormir en Bawah. Una: flotando sobre el agua en una de sus icónicas villas elevadas, abiertas al mar, con vistas infinitas y acceso directo a las lagunas.
Y otra: escondida entre la vegetación, en una Tented Beach Suite como la mía, una tienda de campaña de lujo instalada sobre la arena, rodeada de árboles, donde el mar está a solo unos pasos.
Dormir allí es como tener la playa para ti sola. La lona blanca deja pasar la luz con suavidad, los ventiladores giran con el ritmo exacto del silencio, y desde la cama se cuela el verde de la selva y el azul del mar. Todo está decorado con mimo extremo: tonos vegetales, tejidos naturales, detalles de inspiración aventurera como si el espíritu de un explorador habitara cada rincón. Sobre el escritorio, una libreta de papel reciclado. En la terraza, tu propio set de snorkel perfectamente ajustado a tu talla, esperándote.
El baño, con su bañera de cobre y su ducha tipo lluvia, es un oasis más, pero el verdadero lujo ocurre al despertar: cuando abres la puerta de la tienda, pisas la arena con los pies descalzos y enfrente sólo tienes agua cristalina y silencio. Duermes como en ningún otro sitio. Y despiertas con la certeza de que estás exactamente donde tienes que estar.
El lujo de lo invisible: sostenibilidad real
En Bawah, el verdadero lujo no se ve. Se respira. Se percibe en lo que no hay: en la ausencia de plástico, de ruido, de huella. Porque aquí la sostenibilidad no es un eslogan: es la base de todo.
Proteger y regenerar
Bawah fue concebido desde el principio como un proyecto regenerativo, no extractivo. Es el primer resort de Indonesia en funcionar con una microgrid 100 % renovable y cuenta con el sistema solar flotante más avanzado del país, capaz de ahorrar 468 litros de diésel cada día. Captan el agua de lluvia, desalan el agua del mar con sistemas de ósmosis inversa, y reciclan absolutamente todo: el vidrio se tritura y se usa para filtrar agua, los restos orgánicos se compostan, el papel se convierte en pulpa vegetal.
Un equipo local
Todo el personal que construyó el resort fue contratado en la zona, y hoy más del 95 % del equipo es indonesio. Un 23 % viene directamente del archipiélago de Anambas. No es un dato menor: Bawah no se limita a reducir impacto, sino que reinvierte en su comunidad.
A través de la Fundación Anambas, financiada por el propio resort, se promueven proyectos de conservación marina, limpieza de playas, protección de tortugas y educación ambiental en las escuelas locales. Los huéspedes incluso pueden participar si lo desean: desde apoyar proyectos concretos hasta acompañar al equipo en actividades de campo.
Reconocido por la WWF
Todo este compromiso fue reconocido por el sello WWF Signing Blue, que certifica el cumplimiento de altos estándares en conservación marina. Bawah fue el primer hotel en obtenerlo en Indonesia, y no sorprende: desde 2018, sus aguas son oficialmente un santuario marino protegido, donde ni se pesca, ni se fondea, ni se altera nada.
Lo que esto significa, en la práctica, es que en Bawah no solo estás rodeada de belleza, sino también de propósito. Aquí cada decisión tiene un porqué. Cada cosa que falta, también.
El spa, el bienestar y el arte de parar
En Bawah, el bienestar no es una actividad. Es una atmósfera. No hay carteles que digan “relax”. No hace falta. Todo: la luz, el silencio, el ritmo lento…invita a soltar. Pero si hay un lugar donde ese arte de parar se hace tangible, es en el Aura Spa.
El ‘Todo incluido’ más especial
Ubicado en plena selva, entre árboles altísimos y caminos de madera, el spa es un refugio donde el tiempo se difumina. Lo sorprendente es que todos los huéspedes tienen incluido, cada día, un tratamiento. Uno por día. Como parte del todo incluido. Nunca había visto algo así en ningún otro hotel.
Cada mañana eliges tu experiencia: un masaje balinés, un facial con ingredientes naturales, una manicura, un tratamiento capilar. Hay un menú completo y tú solo tienes que decidir cómo quieres cuidar tu cuerpo ese día.
Un Santuario recién estrenado
Y pronto llega lo nuevo. El Aura Wellbeing Sanctuary, que se acaba de ampliar, es mucho más que un spa: es un centro de bienestar inmersivo que combina sabiduría ancestral con ciencia moderna. Ofrece un recorrido de contrastes: sauna de sal roja, baño de vapor, sala polar y ice plunge pool diseñado para reactivar la circulación, eliminar toxinas, calmar la mente y devolverle al cuerpo su energía. Todo esto en un entorno completamente natural, integrado en la vegetación.
Retiros programados
Además, quienes quieren ir más allá pueden sumarse a las Journeys to Wellbeing: programas holísticos que combinan alimentación consciente, terapias físicas, actividades como forest bathing, yoga, snorkel, senderismo, talleres de cocina y hasta pintura batik. Todo está diseñado a medida: se inicia con una consulta personalizada y continúa con seguimiento tras tu estancia, para que el cambio no se quede en la isla.
Pero incluso si no haces nada de eso, algo en ti empieza a reordenarse. Porque estar en Bawah es recordar que cuidar de ti no debería ser un lujo. Debería ser lo normal.
La vida bajo el agua: buceo, tortugas y lagunas protegidas
Un santuario bajo el mar
Lo que ocurre bajo el agua en Bawah no se parece a nada. Aquí no hay ruido de motores, ni barcos turísticos, ni grupos de buceadores cruzándose bajo el mar. De hecho, los únicos que pueden sumergirse en este santuario marino son los propios huéspedes del resort. Y eso, hoy en día, ya es decir mucho.
Desde su apertura en 2018, Bawah declara toda su zona marítima como área protegida, donde no se permite pescar, fondear ni anclar. Durante años, el arrecife se regenera en paz, sin interrupciones humanas, y eso se nota: la salud del ecosistema es visible en cada inmersión. Las aguas son cálidas, cristalinas, con visibilidad excelente y corrientes suaves, lo que convierte a Bawah en un lugar perfecto tanto para buceadores expertos como para quienes se inician.
Corales que renacen
Indonesia alberga más del 17 % de todos los arrecifes de coral del planeta, pero se estima que casi la mitad están degradados por culpa del turismo masivo, la pesca destructiva o el cambio climático. En este contexto, lo que ocurre en Bawah es un pequeño milagro: el equipo del resort, junto con la Fundación Anambas, monitorea y reestructura activamente los corales, replantando fragmentos y controlando mes a mes su evolución, todo de forma manual y respetuosa con los ritmos naturales.
El ciclo de las tortugas
Y la conservación no se detiene en el agua. En las playas del archipiélago anidan tres especies de tortugas marinas: la verde, la carey y la laúd. El equipo medioambiental registra cada nido, supervisa los nacimientos y solo interviene si es estrictamente necesario. Los huéspedes pueden observar el proceso sin perturbarlo, aprendiendo sobre el ciclo vital de estas criaturas. Ver una cría avanzar hacia el mar, sin interferencias, es una experiencia profundamente emotiva.
Un universo silencioso
Bucear o hacer snorkel en Bawah es entrar en un mundo donde todo funciona como debería: bancos de peces plateados que se mueven como una sola criatura, tiburones de arrecife deslizándose en calma, nudibranquios multicolor escondidos entre los corales, caballitos de mar diminutos, peces Napoleón, tortugas que nadan cerca de la superficie. La biodiversidad es inmensa, pero se manifiesta con serenidad, sin espectáculo, sin ruido.
Incluso desde la orilla, el snorkel ya es un viaje en sí mismo. El agua es tan clara que parece líquida luz, y cada día regala una escena diferente. Es como si el mar te hablara, bajito.
Y tú, por fin, escuchas.
Elang Private Residence: el lujo de desaparecer
Una isla dentro de la isla
Como si Bawah no fuera ya suficientemente remoto, hay un rincón aún más escondido, aún más exclusivo. A solo tres minutos en barco desde la isla principal se encuentra Elang, una isla privada creada para quienes buscan desaparecer del mundo sin renunciar a nada.
Elang no es un hotel dentro del hotel. Es un universo paralelo. Se puede reservar en exclusiva para grupos de hasta veinte personas y ofrece seis lodges construidos sobre los acantilados, cada uno con su propia alma y vistas infinitas al océano. Aquí no se comparte nada. Cada huésped tiene su privacidad absoluta, su espacio, su ritmo.
Arquitectura de retiro
El diseño corre a cargo del arquitecto singapurense Sim Boon Yang, el mismo que firma la estética de todo el resort, pero en Elang su trabajo se vuelve aún más íntimo y orgánico. Las estructuras, hechas con materiales reciclados, madera tallada y piedra natural, se integran en la ladera sin romperla. El interior es cálido y sobrio, con tejidos naturales, detalles inspirados en las casas tradicionales de Indonesia, artesanía javanesa y colores vegetales.
Cada lodge lleva el nombre de un árbol que crece en la isla. Uno de ellos, Lychee, incluso lo atraviesa por completo. La sensación no es de estar alojado en una suite: es la de habitar un escondite elegante, salvaje y sereno.
Vida privada total
Además de las villas, Elang cuenta con su propio restaurante en dos alturas inspirado en una Rumah Adat, una piscina de agua salada tallada en una formación rocosa natural, un spa en un joglo tradicional llamado Kayu, pista de tenis, playa privada, y un equipo completo disponible solo para ti. Todo está incluido: tratamientos diarios, minibar, experiencias acuáticas, y un servicio totalmente personalizado, hasta los traslados en barco.
Una cena inolvidable
Aunque no duermo en Elang, vivo allí una de las cenas más memorables de mi vida.
Al caer la tarde, cruzo en barco la pequeña distancia desde la isla principal. El cielo se tiñe de tonos rosados, el mar está en calma, y en la playa me espera una mesa sobre la arena, iluminada con antorchas. Un chef me prepara mariscos frescos y pescados al momento, mientras la brisa y el sonido del océano hacen de todo lo demás un susurro lejano.
Cenar aquí no es simplemente romántico. Es casi espiritual. Un momento fuera del tiempo, donde la intimidad no se fuerza: simplemente ocurre.
Comer como forma de conexión
Una cocina sin excesos, con alma
En Bawah, la gastronomía también sigue su propio ritmo. No hay buffet, ni excesos, ni ruido. Aquí el “todo incluido” significa otra cosa: ingredientes de cercanía, menús flexibles, cocina consciente y una profunda conexión con el entorno. Todo lo que se cultiva en la isla (frutas, verduras, hierbas aromática) proviene de su propia huerta de permacultura. Y el pescado, siempre capturado con anzuelo por pescadores locales, llega fresco y limpio, sin intermediarios ni artificios.
Treetop: el desayuno entre las copas de los árboles
El día comienza en lo alto de la isla, en Treetop, el restaurante principal, una terraza abierta entre los árboles con vistas privilegiadas al jetty. Subir hasta allí ya es un ritual en sí mismo: unos cincuenta peldaños de ascenso tranquilo entre la vegetación. El desayuno se sirve a la carta, con productos frescos, opciones adaptadas a todos los gustos y una flexibilidad total para repetir y pedir lo que te apetezca. No todo es perfecto (el servicio a veces va a su propio ritmo), pero la belleza del lugar y la calma con la que se vive convierten el desayuno en una ceremonia luminosa.
The Boat House: pies descalzos y sabor a mar
Durante el día, The Boat House se convierte en punto de encuentro. Más informal, junto a la playa, con los pies descalzos y la brisa marina, es el lugar ideal para almuerzos sin prisa: currys suaves, ensaladas frescas, pescado a la parrilla, cócteles con fruta local. Todo está preparado con mimo, sin pretensiones, pero con una ejecución impecable.
Cenas temáticas y experiencias privadas
Por las noches, el ambiente se transforma. Algunas cenas se sirven en Treetop con propuestas más elaboradas; otras, dos veces por semana, en la playa: barbacoas bajo las estrellas con luces colgantes, mesas largas y platos cocinados al momento. Y para quienes buscan algo aún más especial, está la experiencia Dine by Design, que permite elegir escenarios únicos para una cena privada e inolvidable.
Tortugas, estrellas y silencios: lo que te llevas de Bawah
Hay lugares que no se explican. Se sienten. Bawah es uno de ellos.Puede que sea el silencio, o el mar, o el verde infinito. O quizá esa manera en la que todo está diseñado para que tú no tengas que hacer nada, salvo estar. Respirar. Volver.
Una noche, desde la playa, el cielo está tan despejado que puedes ver claramente la Vía Láctea. Hay estrellas fugaces. Arena fría. Y paz absoluta. Otra mañana, ves a una cría de tortuga caminar hacia el mar. Nadie la interrumpe. Nadie se acerca. Solo se la acompaña, desde lejos, como si todos en la isla supieran que ese pequeño gesto es sagrado.
En Bawah no ocurre nada espectacular. Y sin embargo, ocurre todo. Aquí recuerdas que no hace falta mucho para sentirlo todo. Que el lujo real no es acumular, sino soltar. Y que, a veces, lo más transformador es simplemente quedarse quieta en un lugar que te devuelve a ti misma.