Moda
La industria de la moda vuelve a ratificar uno de los refranes más castizos: “Cuando el río suena, agua lleva”. Y es que los rumores sobre la posible salida de Alexander Wang de Balenciaga llevaban silbando desde la pasada semana de Alta Costura, a principios de julio. Ahora, que se han hecho efectivos (comunicado sutilmente deslizado en WWD mediante) sabemos que ha sido la firma de origen español la que no ha querido renovar el contrato de Wang.

Director creativo de Balenciaga desde hace solo dos años y medio (su primera colección para la maison fue la de otoño-invierno 2013), el californiano aceptó la difícil responsabilidad de suceder a Nicolas Ghesquière, el que fuera diseñador de Balenciaga durante 15 años y encargado de resucitar a la maison del profundo sueño en el que se hallaba sumida. Él fue el encargado de volver a posicionarla entre los primeros nombres de lo cool.

No han trascendido los motivos de esta ruptura, pero entre las posibles causas figura la apretada agenda de Wang, que se halla a la busca y captura de nuevos inversiones para la marca que lleva su nombre (y que le mantiene la mitad del año en Nueva York).
Lo que no parece que haya influido, al menos no negativamente, han sido las ventas, que han registrado un crecimiento interanual del 10%. Según comunicó el conglomerado Kering el pasado mes de marzo, las ganacias totales de la compañía se situarían en los 350 millones de euros anuales.

Ahora, anunciado el fin de esta alianza, solo queda una duda: ¿quién sucederá a Wang en Balenciaga? ¿Optará Kering, como ha hecho en Gucci, por un creador desconocido de su cantera? Entre las tareas del nuevo cargo estará el organizar las celebraciones del centenario de la casa el próximo 2017 (con acciones que incluyen una exposición en el Museo del Prado de Madrid).
Se abren las apuestas.