Nuestro smartphone se ha convertido en nuestro mejor aliado, y cada vez son más las apps que se agolpan en nuestro escritorio dispuestas a hacer nuestra vida más sencilla. Pero por mucho que tengamos una funda de Moschino o de Louis Vuitton para elevar nuestro dispositivo móvil al Olimpo VIP, las aplicaciones que utilizamos el 90% de los mortales son… para el 90% de los mortales.

Si algo caracteriza a los millonarios es su afán por diferenciarse del resto, y mientras que nosotros nos empeñamos en pujar para conseguir un descuento de diez euros en ese bolso del que nos hemos encaprichado en Wallapop, ellos jamás recurrirían a este tipo de apps para conseguir lo que desean. Porque en el mundo de los millones, los deseos sí pueden hacerse realidad.

En el mundo de los millones, los deseos sí pueden hacerse realidad. © Mondadori Photo
  • El Über de los ricos

JetSmarter es una de las apps que los millonarios tienen en su móvil, y una de sus mayores seguidoras es, cómo no, Kim Kardashian. Por supuesto, no se trata de un servicio enfocado a los coches, sino a los jet privados. Porque los ricos pasan del Porche al jet con la tranquilidad con la que el resto de mortales pasamos de H&M a Zara en una tarde de compras.

El fee anual básico parte de los 7.000 dólares. El más caro cuesta 50.00 dólares, y el cargo inicial es de 2.000 dólares, para asegurarse que nadie sin posibles se cuela. Tom Cruise y Jay Z ya tienen la app en sus móviles. Una de las opciones de este servicio es compartir jet con otras personas, y Emily Ratajkowsk y Jamie Foxx son algunos de los famosos que han compartido avión con mortales. Siendo mortales, aclarémoslo, personas que pueden pagar ingentes cantidades por no volar jamás con Ryanair.

Y Kim Kardashian es fan.
  • El Wallapop de los que acumulan ceros

Si alquilar un jet privado no te parece suficiente, siempre puedes comprarlo. En la app de James Edition puedes hacerte con aviones de 18 millones de dólares, aunque si prefieres yates de 52 millones, un Porche o una casita en Marbella por unos 16 millones, también es posible.

Y si todo te parece poco, en la categoría Extraordinary podrás encontrar productos cuyo precio es tan astronómico que has de pedirlo para no morir de un infarto.

Lo típico, vaya.
  • El Instagram de los que no saben lo que es temblar a fin de mes

Ser rico tiene que ser maravilloso, pero poder presumir de serlo, más. Al menos, eso deben de pensar los usuarios de Rich Kids, el Instagram de los millonarios que nació inspirándose precisamente en la célebre cuenta @RichKidsOfInstagram. Cuesta 1.000 dólares al mes y te asegura que únicamente verás fotos de millonarios. Para tranquilidad de tus retinas. El afán exhibicionista de sus miembros hace que ver sus fotografías sea gratis, aunque jamás podrás compartir las tuyas. Más que nada, porque quizás no puedas pagar la cuota mensual y muy especialmente, porque a sus usuarios no les interese absolutamente nada tu estilo de vida.

El concepto es tan absurdo que la App Store de iTunes decidió retirarla hace un año de su catálogo y ahora solo está disponible en Google Play.

Ser rico y tener que dejar constancia de ello.
  • El espacio en el que los pobres ricos no se sienten mal

El creador de la app The Marque, Andrew Wessels, explica que este no es un club de networking, sino un espacio en el que sus miembros se rodean de gente que no quiere aprovecharse de su nivel adquisitivo. En los eventos que organizan, pueden relajarse y rodearse de “iguales”. Cuesta más de mil euros al año y solo se puede acceder por invitación. Pobres niños ricos…

Las normas de acceso al exclusivo club de The Marque.
  • El Tinder de los que saben que los diamantes son los mejores amigos

Para poder formar parte de Luxy has de estar forrado. Más de la mitad de sus usuarios ganan más de 500.000 dólares al año (el 41 %, más de un millón), pero tranquila: con ganar 200.000 euros anuales es suficiente para granjearte una entrada. Por 99 dólares al mes -lo que viene siendo para sus usuarios, suponemos, una bolsa de pipas-, puedes acceder a Luxy Black, que incluye un logo en tu perfil que evita que la gente pueda valorar tus fotos. Nosotros tampoco lo entendemos, pero nosotros tampoco usamos montañas de billetes como almohadas.

Solo para bolsillos holgados.

Y tras este peculiar repaso, no sé vosotros, pero yo sigo con mi Tinder, mi Cabify y mi Wallapop en el móvil y todo apunta que la cosa no vaya a cambiar. Si alguien tiene una invitación para alguna de estas apps y quiere hacerme un préstamo para poder disfrutar de sus servicios, eso sí, no voy a rechazarlo.