La autoexploración mamaria es un procedimiento que se debe realizar de forma regular a partir de los 20 años de edad. Consiste en examinar física y visualmente tus senos para conocer conocer su estructura normal (forma, textura y consistencia), lo que permitirá detectar a tiempo posibles anomalías que podrían llegar a dar indicios de un cáncer de mama.

La autoexploración es una herramienta de detección “opcional” que debes utilizar para complementar el examen profesional de un médico. Es recomendable realizarlo una vez al mes, diez días después de haber iniciado la menstruación, para desarrollar mayor sensibilidad en tus manos, lo que permite identificar cualquier cambio en tus mamas o axilas. Y si ya no menstrúas, de igual forma es importante seleccionar un día al mes.

Recuerda que la autoexploración no siempre es certera, es decir, puedes encontrar anomalías en tus senos, pero no necesariamente corresponden a un tumor maligno o algún tipo de cáncer, por lo tanto, debes acudir siempre con un profesional.

¿Cómo se hace una autoexploración mamaria correctamente?

PASO 1

Ponte de pie frente a un espejo, con los hombros rectos y los brazos junto a la cadera y mírate las mamas. Observa su tamaño, forma y color, que se vean bien formadas, que no presenten deformaciones ni inflamaciones visibles. Si llegarás a encontrar alguna alteración como la formación de hoyuelos, arrugas, bultos en la piel o ves que el pezón está hundido o invertido, pide cita con tu médico para una exploración más exhaustiva. De igual forma si presentas enrojecimiento, dolor, sarpullido o inflamación en la zona.

PASO 2

Levanta los brazos o entrelázalos detrás de la cabeza y busca las mismas alteraciones (bultos o cambios en las mamas).

PASO 3

Sigue frente al espejo y observa si sale algún líquido de uno o ambos pezones. El líquido puede ser transparente, lechoso o amarillento, o, en ocasiones, sangre. Puedes comprimir un poco los pezones para ver si sale alguno de éstos, si es así , es importante consultar al médico.

PASO 4

Ahora acuéstate boca arriba, coloca la mano derecha debajo de la cabeza y con las yemas de tres dedos de la izquierda examina el seno derecho (y viceversa). Comienza un movimiento en círculo desde afuera hacia adentro, desde el contorno de la mama hacia el pezón. Al hacerlo presiona suavemente, pero con la dureza suficiente para detectar cualquier bulto. Repite estos movimientos circulares de tal manera que explores toda la circunferencia de la mama.

Asegúrate de palpar todo el tejido mamario, es decir, también realizar este paso en las axilas, ya que el tejido mamario se extiende hasta esa zona y puede haber algún ganglio inflamado en ellos.

PASO 5

Por último, palpa las mamas con movimiento circular estando sentada o parada. Para una palpación más efectiva, invierte las manos, es decir, la mama izquierda con la mano derecha y viceversa. Utiliza un tacto firme y pausado con las yemas de los dedos, manteniendo los dedos rectos y juntos. Controla la mama de arriba abajo y de lado a lado: desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen, y desde la axila hasta el escote. Algunas mujeres prefieren realizar este paso en la ducha, pues expertos aseguran que la mejor forma de hacerlo es cuando la piel está mojada y resbaladiza.

SEÑALES DE ALARMA

El FUCAM recomienda asistir inmediatamente con un especialista en caso de las siguientes señales:

  • Presencia de una masa indolora en la glándula mamaria.
  • Cambios en la textura de la piel.
  • Heridas o inflamación.
  • Que las mamas luzcan distintas una de la otra.
  • Cambios de temperatura de la piel a la mama.
  • Cambios visibles en el pezón como punzadas, agrietamiento, irritación o hundimiento.
  • Secreción anormal por el pezón de color blanco, café, cremoso o sangre.

*Imagen: Getty Images