Moda
Por Macarena Escrivá
Hay lugares que no hace falta ver dos veces para saber que te van a marcar. En mi caso, basta con que se dibuje a lo lejos la silueta del Castillo de la Bella Durmiente para que me tiemblen las rodillas. Ojalá nunca pierda esa capacidad de emocionarme.
Llamadme ñoña, pero a mis casi 40 años, me gusta pensar que hay sitios que te recuerdan quién eras, en medio de quién eres ahora. A todos esos viajes que hiciste con tus padres, a esas veces que recorriste Main Street de la mano de tu madre aunque ya no esté o esas otras en las que tu hermana, tu ahora compañera de aventuras, era tan pequeña que iba en carro.
Más allá del momento emocional de cada uno, si hay una época en la que Disneyland París lo multiplica todo por diez -alegría, colores, villancicos y lágrimas que se asoman- esa es la Navidad.

Encanto navideño y detalles que marcan la diferencia
Desde el 8 de noviembre hasta el 6 de enero, el parque se transforma completamente. Main Street se convierte en postal invernal. ¿Sabías que incluso hay varios momentos al día en que cae nieve artificial? La entrada del parque cuenta con decoración festiva por doquier, un enorme árbol frente al Ayuntamiento y un ambiente cargado de encanto.
Por las noches, la magia toma forma en Mickey’s Dazzling Christmas Parade, una cabalgata luminosa que devuelve al parque su espíritu más clásico. Durante estas fechas, los personajes Disney aparecen con vestuario especial de invierno. Mickey, Minnie, Goofy o Stitch cambian sus trajes habituales por abrigos, bufandas y gorros, y este año se suma una de las novedades más comentadas de la temporada: la presencia conjunta de Papá Noel y Mamá Noel, un guiño pensado para reforzar el espíritu navideño y que se ha convertido en uno de los encuentros más buscados por familias y fans.

¿Fan de Pesadilla antes de Navidad? Incluso Jack Skellington se suma a la fiesta con su traje de Santa Claus. Pero la Navidad en Disneyland no es solo luces y desfiles. En Fantasyland y en Disney Studios (pronto Adventure World) montan sendos mercadillos navideños, donde probar especialidades de estas fechas como vino caliente, raclette y fondue o manzanas de caramelo. En todos los espacios del parque encontrarás diferentes dulces con forma navideña, regalos especiales y mil una cosas que querrás llevarte a casa.

Lo que viene en 2026
Disneyland no se queda quieto. El segundo parque, hasta ahora conocido como Walt Disney Studios, se está transformando y pasará a llamarse Disney Adventure World, un cambio que va más allá del nombre y que responde a una reimaginación del espacio y a una nueva etapa centrada en áreas inmersivas.
Para el 29 de marzo 2026 está anunciada la apertura de World of Frozen, una expansión importante del parque con una zona ambientada en Arendelle, nuevas tiendas y restaurantes, atracciones familiares, encuentros con Anna y Elsa y ambientación de cuento de hadas. Incluso habrá un animatrónico de Olaf que se mueve libremente e interactúa con el público, gracias a tecnología avanzada que le permite caminar, saludar y gesticular de forma muy similar a como lo hace el personaje en las películas de Frozen.

Clásicos eternos
Disneyland París no es solo fantasía, también es adrenalina, emoción… En Navidad, combinando luces, sombras y atmósferas distintas, sus atracciones legendarias adquieren un nuevo matiz.
Phantom Manor, la mansión encantada, conserva su aura de misterio incluso en medio del brillo navideño. Big Thunder Mountain, la icónica montaña rusa de la mina, atraviesa túneles y colinas que parecen salidos de una vieja postal del Lejano Oeste. Aquí están aseguradas la velocidad, el viento y la risa. Al igual que en Hyperspace Mountain o Avengers Assemble: Flight Force, con sus loopings y rizos para amantes de la adrenalina.
Y luego Pirates of the Caribbean, con su olor tan reconocible -a madera húmeda y aventura- que basta pasar por la entrada para sentir la emoción. Por supuesto, no podemos olvidarnos de atracciones más suaves, como Peter Pan’s Flight, Blancanieves, Pinocho o Is a small World, que funcionan como bálsamos para el alma y donde te teletransportas a tu infancia.

¿Por qué ir ahora a Disneyland París?
En Navidad, los parques ofrecen una experiencia de las que no se olvidan fácilmente. Cuando todo se apaga y llega el momento de marcharte, pasa lo inevitable: te giras por última vez. Ahí está el castillo. Ahí estás tú. Y algo se mueve dentro. Una lágrima que no es tristeza: es de gratitud. Por lo vivido. Por lo sentido. Por ese ratito en el que volviste a creer. Y solo puedes pensar en cuándo volver.
Disneyland París es ese lugar al que uno vuelve, no solo cuando necesita pasarlo bien, sino cuando necesita recordar quién es y dejar de ser adulto -y esta vida loca que llevamos- por unos días. Y aunque la magia no se pueda meter en la maleta, te la llevas puesta. Y la ilusión dura intacta como el primer día.
¿Dónde? Bd de Parc, 77700 Coupvray, Francia
*Imágenes: cortesía