Moda

En los últimos años, el athleisure ha dejado de ser una simple tendencia para convertirse en un nuevo estándar de moda. Lo que antes estaba reservado para el gimnasio o la clase de yoga, hoy desfila sin complejos por las calles.
La delgada línea que separaba la ropa deportiva de la ropa de calle, prácticamente ha desaparecido gracias a las marcas de lujo que han elevado el sportswear a niveles de elegancia que jamás vimos venir. Ahora, un par de leggings pueden ir acompañados de un bolso de diseñador y unos sneakers de edición limitada sin que nadie lo considere una contradicción.
Este fenómeno no es casualidad. El athleisure de lujo es hijo directo de un estilo de vida que exige versatilidad y comodidad sin sacrificar estilo. A raíz de la pandemia, y en un mundo donde las agendas se mueven entre reuniones, brunches y entrenamientos, las prendas deben ser capaces de adaptarse a todos esos escenarios.
Marcas como Gucci, Prada o Louis Vuitton han entendido que la mujer contemporánea busca piezas técnicas, telas de alto rendimiento y detalles de alta costura que permitan transitar del gimnasio a una comida con amigas sin escalas ni cambios de outfit.
Además, las colaboraciones entre casas de moda y firmas deportivas han borrado los últimos límites que quedaban. Balenciaga y Adidas, Dior y Technogym, Stella McCartney y Adidas… todas han apostado por la fusión entre lujo y deporte.
El resultado han sido sudaderas de cashmere, leggings con costuras de sastrería, rompevientos en seda y bolsos con incrustaciones de pedrería.
La popularidad de este estilo también responde a un cambio cultural. Las redes sociales han convertido la estética del “post-entrenamiento” en un nuevo statement de estilo. Mostrar que tienes tiempo para cuidarte, que inviertes en prendas funcionales pero de lujo, y que dominas el arte de combinar comodidad y glamour, se ha vuelto parte del lenguaje visual del estilo de vida aspiracional lleno de equilibrio físico y mental.
*Imágenes: Getty Images