Moda
París no duerme, y mucho menos cuando CHANEL decide contar una nueva historia en sus calles. La temporada Otoño-Invierno 2025/26 llega envuelta en dramatismo visual y elegancia desbordante, con Mona Tougaard como protagonista de una campaña que se siente como un paseo íntimo por la capital del estilo.
¿Te has preguntado qué pasa cuando el tweed se convierte en ilusión óptica? Aquí, cada prenda parece hablar, susurrar secretos desde las aceras parisinas. CHANEL no solo viste, interpreta. Y lo hace con un juego visual que transforma lo clásico en inesperado.
Blazers que se abren como capas, faldas sobre pantalones, blusas que emergen entre capas de tul y lentejuelas. Todo bajo la mirada maestra del contraste.
El telón de fondo lo conocemos: edificios haussmannianos, terrazas de café y ese encanto eterno de una ciudad que vibra entre tradición y modernidad.
Pero lo verdaderamente emocionante ocurre en los detalles. Las perlas se convierten en bolsos, las cadenas crecen hasta volverse protagonistas, los lazos se reinventan en formas tan funcionales como poéticas. ¿Es un bolso o una escultura? ¿Un collar o un manifiesto?
La colección se mueve, literalmente. Mona Tougaard no posa, se desplaza con firmeza y fluidez, encarnando una feminidad que es romántica y poderosa, dulce pero con carácter. ¿Y si ahí está la clave de esta propuesta? En esa dualidad que permite a cada mujer ser muchas, sin renunciar a ninguna.
Los colores también tienen su momento. El negro, el blanco y los dorados metalizados no gritan, pero tampoco se esconden. Dejan que la luz juegue, que el ojo explore, que cada textura brille por lo que es. Como una película en pausa, cada imagen invita a mirar de nuevo. Y cada vez se descubre algo distinto.
CHANEL no solo nos ofrece ropa. Nos propone una manera de habitar el mundo, de caminar con seguridad entre adoquines y reflejos, de convertir la ciudad en una extensión de nuestra propia historia. Y tú, ¿cómo interpretarías esta colección en tus propias calles?
*Imágenes: cortesía
