En el universo de la Alta Costura, pocas cosas generan tanta expectativa como un debut, y Glenn Martens no decepcionó al presentar su primera colección Artisanal 2025 para Maison Margiela.

Su enfoque, tan audaz como refinado, posicionó al desfile como uno de los más provocadores de la temporada, donde la moda dejó de ser simplemente indumentaria para convertirse en una forma de arte performativo.

Desde los primeros minutos del show, se estableció una atmósfera cargada de tensión y teatralidad. Las modelos, muchas con los rostros cubiertos, avanzaban lentamente por la pasarela como si emergieran de un mundo posapocalíptico. El dramatismo escénico fue absoluto: luces tenues, siluetas misteriosas y una banda sonora inquietante que envolvía al espectador en un trance sensorial.

Las siluetas voluminosas, sello distintivo de Martens, dominaron la propuesta. Capas superpuestas de materiales poco convencionales como plásticos, tejidos metalizados y organzas reconstruidas, moldeaban el cuerpo como si se tratara de esculturas móviles. Cada look era una narrativa visual, una reflexión sobre la identidad, la máscara y la transformación.

La paleta cromática navegó desde los grises industriales hasta los rojizos profundos, añadiendo dramatismo y profundidad emocional. Hubo referencias góticas, con estructuras que desafiaban la simetría tradicional, y un manejo del espacio que convertía cada prenda en una arquitectura portátil.

Uno de los elementos más impactantes fue la capacidad del diseñador para crear belleza desde la deconstrucción. Las prendas parecían estar en proceso de cambio, de reconstrucción, como si Martens estuviera revelando las capas internas del alma humana. Fue una experiencia multisensorial, donde moda, arte y emoción se fundieron en un todo irrepetible.

En palabras simples: este fue el “wow moment” del día. Con su debut, Martens no solo honra el legado disruptivo de Margiela, sino que lo reinventa con poesía visual.

Una vez más, la revista de moda confirma: la Alta Costura vive, respira y sigue emocionando.

*Imágenes. Getty Images