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En un giro inesperado dentro de una disputa legal ampliamente mediática, Blake Lively ha decidido retirar la acusación de angustia emocional que había interpuesto contra su excompañero de reparto Justin Baldoni. Este movimiento legal no implica el fin del conflicto, sino una reconfiguración de la estrategia de la actriz en la batalla judicial que aún continúa.
La denuncia original, presentada en diciembre de 2024, incluía cargos por acoso sexual durante el rodaje de la película Romper el Círculo, así como una presunta campaña de desprestigio en su contra.
La acusación de angustia emocional se sustentaba en que el comportamiento de Baldoni le habría generado un daño psicológico “extremo” con repercusiones directas sobre su bienestar personal y familiar.
El retiro de esta acusación fue acompañado por un comunicado oficial emitido por los abogados de Lively, Esra Hudson y Mike Gottlieb, quienes explicaron que esta acción se enmarca dentro de una estrategia habitual en litigios complejos. “Estamos haciendo lo que hacen los abogados litigantes: preparar nuestro caso para el juicio, simplificándolo y enfocándolo”, aseguraron.
Por su parte, el equipo legal de Justin Baldoni, encabezado por Kevin Fritz, respondió solicitando a la Corte del Distrito Sur de Nueva York el acceso a los registros médicos y de terapia de la actriz.
Según argumentan, Lively habría retirado este cargo para evitar presentar documentación sensible, reservándose la posibilidad de reintroducir la acusación en un momento más conveniente.
El juicio principal sigue en pie y está programado para marzo de 2026. En él, Baldoni contrademanda no solo a Lively, sino también a su esposo, Ryan Reynolds, alegando difamación y extorsión. El caso, cargado de elementos personales, jurídicos y mediáticos, ha captado la atención tanto de la industria del entretenimiento como del público general.
Este episodio añade una nueva capa de complejidad a un proceso que promete ser largo y lleno de matices. Si bien la retirada de la acusación suaviza momentáneamente el terreno legal, deja entrever una lucha más profunda entre ambas partes, que ahora se preparan para el escenario final: el juicio.
