Cuando pensamos en la familia real es fácil imaginar castillos impenetrables, guardias de tiempo completo y un sistema de seguridad digno de la realeza. Sin embargo, el reciente robo ocurrido en los terrenos del Castillo de Windsor ha sacado a la luz las vulnerabilidades que hasta ellos enfrentan.

El pasado 13 de octubre, mientras el príncipe Guillermo, Kate Middleton y sus tres hijos dormían en Adelaide Cottage, una casa de campo dentro de la propiedad de Windsor, un grupo de ladrones logró entrar a los terrenos del castillo. 

Según reportes del diario The Telegraph, los ladrones utilizaron un camión robado para destruir una de las puertas más cercanas a la residencia familiar, llevándose un quad rojo y una camioneta agrícola negra.

Aunque las alarmas se activaron, fue demasiado tarde: los intrusos ya habían huido hacia Old Windsor, dejando atrás una puerta destrozada.

Lo más alarmante de este suceso es el grado de planificación que se dice que hubo. Fuentes cercanas dijeron al diario The Sun que los ladrones sabían exactamente dónde se encontraban los vehículos y eligieron el momento perfecto para atacar. Esto sugiere una vigilancia previa, lo que aumenta la preocupación sobre la seguridad de los bienes materiales y, por supuesto, de los miembros de la familia real.

En ese momento, el rey Carlos III estaba en Escocia y la reina Camila se encontraba de viaje en India, lo que dejó al príncipe y la princesa de Gales como los únicos adultos de la realeza en Windsor esa noche. 

Aunque ni el Palacio de Kensington ni la familia real han emitido declaraciones al respecto, la policía continúa investigando el caso sin haber realizado ningún arresto hasta ahora.

*Imagen: Getty Images