Moda
El desfile de Carolina Herrera Resort 2025, dirigido por Wes Gordon, se llevó a cabo en un ambiente lleno de energía y romanticismo, marcado por una ecléctica banda sonora que incluyó la poesía de Joaquín Sabina con “Amo el amor de los marineros”, y culminó con la icónica “Yo no te pido la luna” de Daniela Romo.
Este espectáculo, celebrado en la Ciudad de México, mostró una extraordinaria fusión de moda de lujo y tradiciones mexicanas, evidenciando la capacidad de la marca para entrelazar su estilo elegante con elementos culturales profundamente arraigados.

La apertura del desfile, a cargo de la modelo Issa Lish, fue un momento destacado: lució un vestido con una falda amplia en un vibrante degradado de naranja y rosa que se movía con gracia, capturando la esencia de la vitalidad mexicana.
A lo largo de 64 salidas, la pasarela se caracterizó por una paleta de colores vivos y detalles meticulosamente elaborados que resonaron con la audiencia.
Una de las características más celebradas de la colección fue la inclusión de bordados Otomí de la sierra de Hidalgo. Estos adornos, conocidos por sus patrones simbólicos y coloridos, añadieron un toque auténtico a las piezas, realzando su conexión con las raíces culturales de México.
Complementando estos bordados, la colección presentó aplicaciones metálicas, cinturones de seda con motivos florales y elementos de la charrería bordados en piel, reflejando un homenaje al trabajo artesanal y a las historias que forman parte de la identidad nacional.

El estilo del desfile estuvo bajo la meticulosa supervisión de la stylist Marie Chaix, quien aportó un enfoque fresco y contemporáneo al conjunto, mientras que Ana G de V fue la encargada de los maquillajes, logrando looks luminosos y naturales que acentuaban la belleza de las modelos sin restar protagonismo a las prendas.
El innovador hair stylist Evanie Frausto completó los looks con peinados modernos que complementaron la visión de Gordon.
El evento se convirtió en un manifiesto de cómo la moda puede servir de puente entre la alta costura y la tradición. Con esta colección, Carolina Herrera no solo reafirmó su lugar en la moda internacional, sino que también honró la riqueza del arte y la cultura de México.
La pasarela fue un recordatorio vibrante de que la moda es una forma de narrar historias y celebrar el legado cultural a través de la innovación y la creatividad.
*Imágenes: cortesía





